Tener un buen dominio de nuestro tema al hablar en público conlleva una serie de pasos. Estos pasos son los que nos asegurarán manejar nuestro tema como todo un experto permitiéndonos eliminar uno de los principales miedos que surgen al hablar en público: el temor a que se nos olvide algo.
Hay métodos para hablar en público más efectivos y sin todos los problemas que conlleva la memorización. Debemos aprender de los expertos para saber realmente qué es lo que les permite a ellos tener total dominio de su tema y exponer sus ideas con naturalidad y entusiasmo ante el público hasta dejarlos con una expresión en sus rostros de “!UAO!, este tipo sabe lo que está diciendo”.
Aunque no siempre tendrás el privilegio de hablar en público para tratar sobre temas de tu interés o de los cuales tengas mucho conocimiento, puedes implementar ciertos métodos para hablar en público para dominar tu exposición.
Investigación inicial. Este paso consiste en reunir inicialmente información relacionada con el tópico de tu exposición. Luego, estudiarás esta información rápidamente con el objetivo de identificar los aspectos relevantes, de esta forma tendrás una idea general del tema. Finalmente, solo quédate con la información necesaria y suficiente, el resto la puedes desechar. En caso que necesites más información de un aspecto en específico, entonces deberás realizar una nueva búsqueda para completar todo el material que necesitarás.
Organiza y prepara tu presentación. Luego del paso anterior, ya tendrás identificados los aspectos relevantes de tu tema de exposición, es decir, lo que realmente es decisivo y relevante para el público que te escuchará. Elabora una oración que represente cada punto central, algo así como un título y ordénalos lógicamente de acuerdo a su importancia o dependencia entre ellos. Luego, desarrolla en un documento u hoja de papel cada punto usando el material que reuniste del paso anterior, trata de usar tus propias palabras. Este proceso te ayudará a absorber y fijar en tu mente el contenido de tu exposición.
Estudia tu presentación. Estudia tu presentación al menos unas 3 veces. Preferiblemente, mientras estudias, lee en voz alta e imagínate que estás frente a tu público exponiendo.
Elabora un resumen. Prepara un resumen o bosquejo de tu presentación con frases, datos u oraciones que sean importantes y centrales. Estas notas la usarás para guiarte durante tu exposición y para estimular tu mente a medida que vayas abordando los puntos principales que definiste anteriormente.
Practica tu presentación. Usando el resumen que preparaste vas a practicar tu presentación al menos unas 3 veces más. Al practicar debes hacerlo como si estuvieras delante del público, visualízate a ti mismo hablando con seguridad y con convicción, imagina a un público atento e interesado.
Conversa sobre tu tema. Establece conversaciones con amigos o colegas para hablarles sobre los aspectos relacionados con tu tema. Entre más oportunidades tengas de hablar y compartir con otros lo que aprendes, más dominio tendrás de esos conocimientos y los demás empezarán a verte como un experto en el tema.
Estos 6 pasos te pondrán en el camino de convertirte en un experto. Si aplicas este procedimiento la próxima vez que tengas que hablar en público, no tendrás que memorizar, te sorprenderás del dominio que habrás adquirido en relación al tema de tu exposición y ya no tendrás temor a que se te pueda olvidar algo, hablarás con propiedad y seguridad y de una forma espontánea y fluida ante tu público.
El lenguaje humano es un fenómeno altamente complejo que ha ido agregando elementos casi interminablemente hasta el punto de necesitar un conjunto de reglas y explicaciones que permitan, al escribirlo, entender la metodología, los símbolos y los sonidos más complicados. La ortografía nace entonces como el conjunto de reglas y normas escritas más completo para entender cómo realizar una redacción apropiada. Si bien estas reglas suelen parecer muchas veces arbitrarias, tienen una gran razón de ser que es diferenciar distintos sonidos que en el lenguaje oral se confunden y deben ser distinguidos porque se producen de un modo diverso. Por otro lado, la ortografía es lo que permite que uno pueda entender lo que otro escribe ya que si no existieran estas reglas sería realmente imposible en muchos casos la comprensión de algunas palabras. Se considera que gran parte de la ortografía se aprende básicamente por la lectura continuada de textos más que por la memorización de cada regla.
La ortografía como sistema de verificación del lenguaje. Sus partes y elementos
La correcta transmisión del Lenguaje tiene distintos niveles de verificación, teniendo por un lado un criterio Semántico otro que es conocido como Pragmático y por último un criterio Sintáctico, que nos permite analizar propiamente al mensaje emitido, a saberse:
Semántico: Relativo puramente al significado del mensaje, siendo generalmente relacionado a la correcta utilización del lenguaje.
Pragmático: La respuesta que tiene el receptor del mensaje al recibir el mismo, teniendo en cuenta la correcta utilización del Lenguaje, su interpretación y el contexto del mismo.
Sintáctico: La utilización ordenada de las palabras dentro de un mensaje, analizando la estructura del mismo y el modo en que se combinan no solo las palabras, sino también los Signos de Puntuación, para poder dar un sentido unívoco y no se libre a varias interpretaciones.
En este último criterio es que encontramos enmarcado el concepto de Ortografía, ya que es justamente las Convenciones y Reglamentos que se han fijado arbitrariamente para un sistema de escritura perteneciente a un lenguaje determinado, por lo que es comunmente conocidas estas reglas como Normas Ortográficas. Es importante señalar que la ortografía no es siempre estática sino que todos los idiomas actualizan permanentemente sus reglas incluyendo palabras y modismos nuevos del lenguaje.
La historia de la ortografía y su relevancia en la construcción del lenguaje
Como todo, la ortografía también tiene su historia. Cada uno de los idiomas más importantes y hablados del mundo tiene una academia o institución aceptada para establecer las reglas de uso del idioma. En el caso del lenguaje español y las versiones castellanas, podemos decir que las primeras reglas y normas ortográficas fueron dadas a conocer en el año 1727, con la difusión de las mismas por parte de la Real Academia Española, a poco tiempo de haber sido fundada esta institución, dejando de lado las falencias que tenían adaptar estos signos a las Pronunciaciones Orales, o bien a lo relativo a la Etimología de la Palabra, lo que llevaba a una libre interpretación y a veces hasta distintos criterios para poder interpretar el mensaje, con un desfasaje entre emisor y receptor.
Su principal asentamiento se dio en el año 1854, con la publicación de La Ortografía de la Lengua Castellana, teniendo muy pocas modificaciones desde entonces, contando con adaptaciones etimológicas y fonológicas, ya que las letras pueden representar gráficamente fonemas idénticos en algunos ejemplos, diferenciándose de la fonética, pero no por ello dejando de lado la conservación de caracteres de una misma fonética, como en el caso de la B y V, por ejemplo. La Real Academia Española realiza un trabajo permanente de re-acomodación de las nuevas reglas o modismos que pueden surgir, muchas veces incluyendo nuevas formas que se empiezan a dar espontáneamente, se vuelven masivas y se deben tener en cuenta como formas del lenguaje. Estas nuevas formas al tiempo de ser aceptadas por la Real Academia Española se transforman en versiones oficiales del lenguaje.
Como ejemplos de reglas ortográficas podemos destacar la admisión de una tilde en las letras vocales (A, E, I, O, U) para poder indicar sílabas acentuadas, o la inclusión de una diéresis para indicar la sonoridad de la letra U en las sílabas Gui y Gue.
Los signos de puntuación son herramientas que permiten al lector comprender el significado de los textos, ya que permiten dentro del texto escrito marcar pausas y la entonación del habla. El uso de los signos de puntuación posee gran importancia ya que su forma correcta permite resolver o eliminar ambigüedades. Por otra parte, los signos de puntuación permiten estructurar el texto, ordenando las ideas y jerarquizando las mismas en principales y secundarias lo que permite al lector una mejor interpretación, análisis y comprensión del texto. La puntuación varía según el estilo de escritura; sin embargo, las diferencias de estilo que se puedan presentar no eximen a nadie de cumplir con ciertas normas mínimas y de evitar errores generalmente considerados como inaceptables.
No obstante, hay que advertir que más allá de cualquier norma establecida, los signos de puntuación componen también la arquitectura del pensamiento escrito. En este sentido, y tal y como sucede en poesía desde hace más de un siglo, no existen normas exactas para reglamentar el correcto uso de los signos en las partituras, tanto narrativas como poéticas. En términos de principios y parámetros, los signos de puntuación entrarían a formar parte de los parámetros del lenguaje, y en consecuencia se sitúan en un proceso de constante evolución y son variables, por lo tanto pueden depender de otros factores.
Si la finalidad última es la comunicación, podría resultar paradójico encontrarnos con licencias ortográficas que no respetan el modo convencional de escritura y que, sin embargo, expresan a la perfección los conceptos y los ritmos internos, invisibles de otra manera.
Como ejemplo de variable «en el extremo» se situarían los cambios en las formas de escritura que están imponiendo los nuevos medios de comunicación, chat, blog, SMS... que más que atacar a las viejas estructuras del lenguaje realizan de él un uso específico, adecuado a la velocidad y otras características del medio en cuestión; incluso cuando lo correcto es respetar el uso de los signos de puntuación y evitar la degradación de la lengua española por modismos.
A continuación les presentamos los signos de puntuación:
1.- La coma.
La coma indica una breve pausa en la lectura. Se emplea:
1.- Para separar dos o más palabras o frases que sean de la misma clase, o formen enumeración, siempre que entre ellas no figuren las conjunciones y, ni, o.
Tenía coches, motos, bicicletas y autobuses.
2.- Para separar dos miembros independientes de una oración, haya o no conjunción, entre ellos.
Los soldados saludaban, la gente aplaudía, y los niños no paraban de cantar.
3.- Para limitar una aclaración o ampliación que se inserta en una oración.
Descartes, gran filósofo francés, escribió muchos libros.
4.- Las locuciones conjuntivas o adverbiales, sea cual sea su posición, van precedidas y seguidas de coma, tales como: en efecto, es decir, de acuerdo, en fin, por consiguiente, no obstante y otras de la misma clase.
-Dame eso, es decir, si te parece bien.
-Contestó mal, no obstante, aprobó.
5.- El vocativo se escribe seguido de coma si va al principio de la frase; precedido de coma si va al final; y entre comas si va en medio.
Carlos, ven aquí. Ven aquí, Carlos. ¿Sabes, Carlos, quién reza?
2.- EI punto y coma.
Indica una interrupción más larga que la de la coma. Se emplea:
1.- Para separar los diferentes miembros de una oración larga en la que ya hay una o más comas.
Visitó muchos países, conoció a mucha gente; sin embargo, jamás habló de ello.
2.- Antes de las conjunciones o locuciones conjuntivas mas, pero, aunque, no obstante, cuando las oraciones son largas. Si son cortas, basta con la coma.
Siempre hablábamos de cosas muy interesantes, a veces, aburridas; pero siempre hablábamos.
3.- El punto.
Separa oraciones autónomas.
El punto y seguido: Separa oraciones dentro de un mismo párrafo.
El punto y aparte: Señala el final de un párrafo.
El punto y final: Señala el final de un texto o escrito.
NOTA:Después de punto y aparte, y punto y seguido, la palabra que sigue se escribirá, siempre, con letra inicial mayúscula.
Se emplea:
1.- Para señalar el final de una oración.
Se acabaron las vacaciones. Ahora, a estudiar.
2.- Detrás de las abreviaturas.
Sr. (señor), Ud. (usted), etc.
4.- Los dos puntos.
Se emplean:
1.- En los saludos de las cartas y después de las palabras expone, suplica, declara, etc., de los escritos oficiales.
Estimados Sres: Por la presente les informamos...
2.- Antes de empezar una enumeración.
En la tienda había: naranjas, limones, plátanos y cocos.
3.- Antes de una cita textual.
Fue Descartes quien dijo: "Pienso, luego existo".
4.- En los diálogos, detrás de los verbos dijo, preguntó, contestó y sus sinónimos.
Entonces, el lobo preguntó: - ¿Dónde vas, Caperucita?
5.- Puntos suspensivos.
Se emplean:
1.- Cuando dejamos el sentido de la frase en suspenso, sin terminar, con la finalidad de expresar matices de duda, temor, ironía.
Quizás yo... podría...
2.- Cuando se interrumpe lo que se está diciendo porque ya se sabe su continuación, sobre todo, en refranes, dichos populares, etc.
Quien mal anda,...; No por mucho madrugar...; Perro ladrador...
3.- Cuando al reproducir un texto, se suprime algún fragmento innecesario. En tal caso, los puntos suspensivos se suelen incluir entre corchetes [...] o paréntesis (...).
6.- Signos de interrogación
Se utilizan en las oraciones interrogativas directas. Señalan la entonación interrogativa del hablante.
Se escriben:
1.- Al principio y al final de la oración interrogativa directa. ¿Sabes quién ha venido?
NOTA: Jamás escribiremos punto después de los signos de interrogación y de exclamación.
7.- Signos de admiración.
Se utilizan para señalar el carácter exclamativo de la oración.
Se escriben:
1.- Se escriben para empezar y finalizar una oración exclamativa, exhortativa o imperativa. También van entre signos de exclamación las interjecciones.
¡Siéntate! ¡Qué rebelde estás! ¡Fíjate como baila! ¡Ay!
8.- Uso del Paréntesis.
Se emplea:
1.- Para encerrar oraciones o frases aclaratorias que estén desligadas del sentido de la oración en la que se insertan.
En mi país (no lo digo sin cierta melancolía) encontraba amigos sin buscarlos...
2.- Para encerrar aclaraciones, como fechas, lugares, etc.
La O.N.U. (Organización de Naciones Unidas) es una...
9.- La raya.
Se emplea:
1.- Para señalar cada una de las intervenciones de los personajes en un diálogo.
-Hola, ¿cómo estás? -Yo, bien, ¿y tú?
2.- Para limitar las aclaraciones que el narrador inserta en el diálogo.
-¡Ven aquí -muy irritado- y enséñame eso!
10.- Uso de las comillas.
Se emplean:
1.- A principio y a final de las frases que reproducen textualmente lo que ha dicho un personaje.
Fue Descartes quien dijo: "Pienso, luego existo".
2.- Cuando queremos resaltar alguna palabra o usamos una palabra que no pertenece a la lengua española.
La filatelia es mi "hobby". Ese "Einstein" no tiene ni idea de lo que dice.
11.- USO DE LOS CORCHETES.
Es un signo ortográfico doble (compuesto por dos signos simples, uno de apertura y otro de cierre) que aparece acotando una oración que se intercala en otra con la que está relacionada, en expresiones matemáticas y en lenguaje informático.
USO
Se aplican de igual manera que los paréntesis, aunque con menos frecuencia que estos, pues suelen emplearse para intercalar una oración dentro de otra, que ya está entre paréntesis.
La tumba de Jim Morrison (cantante de The Doors [mítica banda de rock del siglo XX]) se encuentra en el cementerio Père Lachaise de París.
Otro uso bastante frecuente es el de poner entre corchetes puntos suspensivos para indicar que en un texto citado literalmente ha quedado un fragmento sin citar.
Bajel pirata que llaman/por su bravura, el Temido/ [...] / y va el capitán pirata/cantando alegre en la popa/Asia a un lado, al otro Europa/y allá a su frente Estambul [...].
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