Se realizó un análisis crítico del enfoque genético; donde se explica su posición general, se presentan ejemplos de algunas de sus posiciones y se exponen las consecuencias de la aplicación de sus postulados y las evidencias que muestran el fracaso de su aplicación. Además, se analizan las evidencias que niegan la cientificidad del enfoque en su conjunto. En un segundo momento, se analiza el enfoque ambiental en lo referente a su posición general y las evidencias científicas que apoyan sus postulados. Dentro de este enfoque se le brinda una particular atención a las posiciones de la escuela histórico-cultural de Vigotsky, debido a que aportaron un buen número de conceptos y principios de gran importancia para la comprensión de la psiquis humana. Por último, y sobre la base de los aportes de la escuela histórico-cultural, se propone una perspectiva integradora de la mente humana basada en la interacción dialéctica de los factores biológicos, psicológicos y sociales.
LOS DETERMINANTES EN PSICOLOGÍA. UNA RELACIÓN POLÉMICA.
Desde sus albores como ciencia, la Psicología ha estado signada por un conjunto de problemas que se convierten en temas de debate y que han dado lugar a interpretaciones o posiciones científicas diversas.
Uno de estos problemas lo constituye, sin lugar a dudas, la controversia sobre si lo biológico o lo social es el determinante de la formación de lo psíquico en el ser humano. Esta problemática ha dado lugar a dos enfoques contrapuestos: el genético y el ambiental; que intentan imponer sus criterios sobre la naturaleza de la mente y el comportamiento en los hombres y las mujeres.
El enfoque genético plantea que las capacidades y el comportamiento humano en su conjunto son el resultado de la influencia genética; por lo que sus niveles de desarrollo y manifestaciones concretas estarán determinados por el funcionamiento de los genes y predeterminados desde que el sujeto es concebido en el útero de la madre.
Dentro del enfoque genético ha tenido una gran relevancia, por sus implicaciones negativas, la obra de Francis Galton. Este autor, intentó aplicar los principios de la evolución en el mundo natural al desarrollo de la sociedad y de este modo explicar las “diferencias” entre las personas de las diferentes clases sociales; es decir, que desde su punto de vista, los individuos de las clases altas eran las más aptas para la vida debido a sus cualidades biológicamente superiores.
Sobre esta base, Galton fundó la Eugenesia; la cual pretendía mejorar la “calidad de la raza humana” mediante la aplicación de métodos de carácter biológico y la aplicación de disposiciones que permitieran evitar que “clases o razas inferiores” se mezclaran con la “verdadera raza humana” y disminuyeran sus particularidades o aptitudes teóricamente “superiores”.
Estas consideraciones sirvieron de “base científica e ideológica” al holocausto nazi; el cual, con el propósito de lograr la supremacía de una supuesta “raza superior” (la aria), recluyó en campos de concentración y asesinó a millones de judíos e individuos de otras razas supuestamente “inferiores”.
No obstante a la influencia alcanzada en determinados círculos de la época, la posición de Galton estuvo destinada a fracasar casi desde su nacimiento. Este autor, no pudo demostrar que las personas de las clases altas eran más inteligentes que los individuos de las clases pobres y no logró obtener una correlación positiva entre el desempeño en los test y el nivel de inteligencia general.
Los postulados del enfoque genético se han intentado aplicar en otras ciencias o disciplinas científicas. Por ejemplo, en la Criminología se han usado con el propósito de explicar las causas de la conducta criminal a partir de supuestos genéticos.
Esta perspectiva tiene una larga historia y ha estado en constante cambio y desarrollo. Así, se puede decir que ha evolucionado desde los primeros enfoques que intentaban establecer una relación directa entre las características antropológicas de las personas y los patrones de conducta criminal; hasta los más actuales que intentan relacionar este comportamiento con factores de naturaleza biológica, orgánica, congénitas o heredadas.
En la actualidad, las posiciones con enfoque genético todavía tienen una cierta influencia en el campo disciplinar de la Criminología. Sin embargo, se ignora que el comportamiento criminal no es algo innato, que no nace con el hombre o la mujer; sino que se desarrolla a lo largo de la vida del sujeto y que está relacionado con factores de índole social como: la pobreza, el hambre, la marginación y la explotación.
Los presupuestos de este enfoque, se han empleado también en el área de la reproducción humana. Un ejemplo en este sentido, lo constituye la creación en los Estados de Unidos de un “Banco de Esperma para Genios”.
Este proyecto científico consiste en la recopilación, almacenamiento y posterior utilización del semen de determinados individuos considerados “genios” (según diversos criterios, pero fundamentalmente por su posición social); con el propósito de obtener individuos “superdotados”, gracias al aporte genético de sus “padres”.
Sin embargo, los resultados obtenidos por este programa no han sido satisfactorios: estudios realizados a una buena parte de los niños nacidos por esta vía evidencian que estos infantes no manifiestan pautas de inteligencia, rendimiento, eficiencia en las relaciones sociales, entre otros aspectos; que los diferencien en gran medida de sus coetáneos. Además, algunos de ellos presentan patologías como el retraso mental; afección donde el componente biológico u orgánico tiene una gran influencia.
Hasta el momento se ha hecho referencia al fracaso de algunas de las propuestas del enfoque genético debido a la ausencia de un soporte teórico válido y a la poca efectividad de sus aplicaciones prácticas, sin embargo, existen múltiples evidencias que niegan la cientificidad del enfoque en su conjunto.
En primer lugar, los resultados antropológicos muestran que la morfología del cerebro humano no ha sufrido cambios significativos desde hace unos quinientos mil años; sin embargo, los adelantos científicos y tecnológicos de los que actualmente hace gala la humanidad sólo se han podido materializar luego de varios miles de años de existencia de las personas en el planeta.
Esta situación, sólo puede ser explicada de forma consecuente si se parte de una perspectiva que acepte la influencia de lo genético en la formación de la psiquis humana; pero que coloque, su determinación en las condiciones sociales de vida e interacción de los seres humanos.
De este modo, se puede decir que dichos avances no se pudieron materializar con anterioridad; porque las condiciones socioeconómicas, políticas, religiosas, entre otras, no posibilitaron su creación en épocas precedentes.
En segundo lugar, los niños y las niñas en el momento del nacimiento son extremadamente indefensos y dependientes en comparación con el resto de las especies del mundo animal.
Esta realidad, responde al hecho de que el cerebro humano en su evolución filogenética ha adquirido la peculiaridad de formar órganos funcionales; estructuras que no están constituidas al nacer el bebé y que dependen de la acción de los mecanismos sociales para su formación y óptimo funcionamiento.
Es decir, que sólo a través de la interacción con los individuos que lo rodean y la apropiación de la cultura de los grupos en que está insertado y de la sociedad en su conjunto; este individuo deviene en un ser humano independiente, autodeterminado y con la capacidad responder adecuadamente a las exigencias de la vida y de transformar de forma consciente el medio que lo rodea.
En tercer lugar, las personas que habitan en el Planeta Tierra comparten el 99,9 % de los genes que conforman genoma humano y sólo el 0,1 % es diferente. Esta pequeña variación en el código genético, aunque provoca que seamos diferentes unos de otros, no corrobora que las capacidades y el comportamiento sean el resultado directo de la acción genética ni justifica la supuesta superioridad o inferioridad que se pretende establecer entre las diferentes razas humanas.
Sobre esta base, el autor considera que el enfoque genético parte desde posiciones racistas y reduccionistas; al pretender explicar las diferencias entre los seres humanos en base a sus particularidades genéticas y reducir la complejidad de lo psíquico al funcionamiento de ciertos mecanismos biológicos.
El enfoque ambiental o social considera que la formación de lo psíquico en los seres humanos es el emergente o resultado de los intercambios con el medio, es decir, de la interacción de las personas con el entorno social y cultural en el que viven y se desarrollan.
Las evidencias que apoyan los presupuestos teóricos del enfoque ambiental son múltiples y se manifiestan en todos los ámbitos de la vida humana. Por ejemplo, se puede mencionar el caso expuesto por Leontiev, de una niña de una tribu nativa de Paraguay que se encontrada abandonada y fue recogida por un etnógrafo francés; quien la llevó a vivir a Francia y encargó la educación de la infante a su propia madre. Cuando cumplió los veinte años, esta muchacha no se diferenciaba mucho de las demás jóvenes europeas de la época en cuanto a gustos, nivel de conocimientos y patrones comportamentales en sentido general .
El análisis profundo de esta anécdota; posibilita comprender que las capacidades, actitudes y comportamientos humanos no se transmiten a través de los mecanismos de la herencia, sino que se forman a lo largo del desarrollo ontogenético del individuo y a través de la asimilación de la experiencia histórica y cultural de la humanidad.
Otro ejemplo que respalda las posiciones de este enfoque, lo constituye la educación de las personas con necesidades educativas especiales. En este sentido, se puede decir que la elaboración y aplicación de diversos instrumentos para la enseñanza personalizada de estos sujetos propicia la corrección y/o compensación del defecto y, por tanto, un mejor funcionamiento tanto a nivel individual como social.
Lo planteado con anterioridad; demuestra como la formación de las cualidades psíquicas humanas no responde de forma directa o inmediata al funcionamiento de los mecanismos biológicos, fisiológicos y genéticos, sino que está mediatizada por las condiciones y exigencias que impone la vida en sociedad.
Dentro de este enfoque tienen una gran importancia las posiciones de la escuela histórico-cultural, debido a que sus representantes aportaron un conjunto de concepciones teóricas de vital importancia para la comprensión de la actividad psíquica propiamente humana.
En este sentido, L. S. Vigotsky planteó el principio de la naturaleza histórico-social de la psiquis; el cual plantea que lo psíquico está determinado por el proceso de asimilación de la cultura, o sea, que es un producto sociocultural en el que juegan un papel esencial la interrelación y comunicación del sujeto con las personas que le rodean.
Sobre esta base, dicho autor expuso que “cualquier función en el desarrollo cultural del niño aparece en escena dos veces, en dos planos: primero como algo social, después como algo psicológico, primero entre la gente como una categoría interpsíquica, después dentro del niño como una categoría intrapsíquica .
Esta idea lo llevó al planteamiento de la “zona de desarrollo próximo”, la cual debe ser entendida como la distancia que existe entre las tareas que el niño es capaz realizar de forma independiente (desarrollo actual) y las que puede ejecutar con la ayuda de un adulto o coetáneo más capaz (desarrollo potencial).
Este concepto juega un papel fundamental para el diagnóstico de las capacidades, pues evidencia la necesidad de tomar en consideración no sólo lo que el niño ya conoce o puede realizar de forma independiente, sino también, lo que puede realizar cuando se le brindan diferentes niveles de ayuda.
Otro elemento fundamental de la concepción teórica de Vigotsky, es la noción de Situación Social del Desarrollo (SSD); la cual se define como: “aquella combinación especial de los procesos internos del desarrollo y de las condiciones externas, que es típica en cada etapa y que condiciona la dinámica del desarrollo psíquico durante el correspondiente período evolutivo y las nuevas formaciones psicológicas, cualitativamente peculiares, que surgen hacia el final de dicho período .”
En este concepto se plantea la unidad indisoluble que existe entre la posición externa del individuo, es decir entre las condiciones histórico-culturales en que se desenvuelve, los requerimientos que el medio social le plantea y sus relaciones sociales; y la posición interna, la cual se refiere a la actitud que asume dicho sujeto en relación a su situación objetiva actual y la que proyecta alcanzar de acuerdo a sus experiencias, necesidades, aspiraciones y posibilidades.
En estrecha relación con esta concepción, Vigotsky formuló la categoría “vivencia” que debe ser entendida como la relación afectiva existente entre un individuo y los diferentes aspectos de la realidad que lo rodea; vínculo afectivo que es “personal” y constituye una unidad entre el entorno y sus características psicológicas y personológicas.
Estas dos nociones tienen una gran importancia para la comprensión adecuada de la mente humana pues, dicho autor, no plantea la existencia de una determinación social de la conducta de forma lineal o inmediata sino mediatizada por las características internas del individuo en cuestión; lo que evidencia la necesidad de considerar también a lo psicológico como un determinante del comportamiento en los hombres y las mujeres.
Vigotsky también enunció, el principio de interrelación dialéctica entre lo biológico, lo social y lo psicológico. Según sus ideas, la actividad psíquica humana es el resultado de la interacción e integración de la maduración biológica y el desarrollo social.
En este sentido, se puede decir que los niños y niñas en el momento del nacimiento poseen un cerebro con determinadas características anatómicas y fisiológicas que los separan del resto del mundo animal; pero es necesaria la interacción y comunicación con las demás personas para que desarrollen, a través del aprendizaje, las capacidades propiamente humanas.
Durante el proceso de interrelación dialéctica entre lo biológico y lo social; se produce la transformación relativa del peso de cada uno, lo que origina la aparición de lo psicológico como una nueva realidad que surge. Lo psicológico se desarrolla durante todo el desarrollo ontegenético del sujeto hasta su propia autodeterminación, lo que expresa su carácter activo y transformador de la realidad.
A partir de lo planteado con anterioridad, el autor del presente artículo considera que lo biológico es una condición indispensable para el desarrollo de la psiquis pues si el cerebro y el sistema nervioso central en su conjunto no tuvieran determinadas particularidades fisiológicas y orgánicas no sería posible, sin lugar a dudas, cualquier forma de actividad consciente en los seres humanos.
Lo social es el germen fundamental de la actividad psíquica y su influencia sobre la conducta no se produce de forma inmediata sino “refractada” por las características internas del individuo en cuestión.
Por su parte, lo psicológico juega un papel fundamental en la determinación de la conducta humana al mediatizar el efecto de las condiciones biológicas y sociales e impedir su actuación directa o mecánica. Además, lo psicológico posee sus propias leyes, exclusivamente psicológicas, que no se reducen al funcionamiento de determinados mecanismos genéticos y a la acción del medio social en que el sujeto se desenvuelve.
En conclusión, se puede decir que la conducta humana es el resultado de la interacción sistémica de factores biológicos, psicológicos y sociales. Por esta razón, resulta conveniente evitar posiciones extremas y analizar para cada persona, en cada momento de su desarrollo ontogenético; cuál es el aporte de cada uno de ellos y, a partir de este conocimiento, elaborar las estrategias que faciliten el logro de una mejor calidad de vida de los sujetos estudiados.
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